Tenemos que regresar al punto de partida ya que no
es posible tolerar procesos incompletos. Vivimos en la sociedad más prospera de
todos los tiempos gracias a la tecnología y la industrialización. El sistema de agua potable y
drenaje, los programas de inoculación masiva, electrificación e infraestructura de
comunicaciones han elevado nuestro estándar de vida y longevidad. Y sin
embargo, la gran ironía radica en el hecho de que la misma industria que nos
otorgó estos beneficios constantes, asequibles y en masa, también puede
matarnos.
La mina Buenavista, en Cananea Sonora,
produce principalmente cobre. Hablo de grandes cantidades de cobre. Según la
revista Forbes, la mina cuenta con las reservas comprobadas más grandes de cobre en el
mundo. Este noble mineral se utiliza en un sinnúmero de aplicaciones desde aleaciones antimicrobiales, cableado, tubería y componentes electrónicos. El
metal es imprescindible para la vida moderna, tanto como el petróleo o el gas
natural. El problema consiste en que, al igual que los hidrocarburos, su
extracción y procesamiento es en
extremo contaminante. Y como cualquier industria de alto riesgo, no está exenta
de accidentes. Para prueba, la reciente tragedia ecológica provocada por el
derramamiento de 40 millones de litros de sulfato de cobre y metales pesados en
el rio de Sonora. ¿Cómo sucedió esta tragedia?
Uno de los procesos que utilizan en la mina de Buenavista
es el de lixiviación. En el cual, el mineral extraído es bañado con ácido sulfúrico para
separar el cobre de otros minerales e impurezas. Este acido gradualmente se
transforma en sulfato de cobre que después se refina por medio de la
electrolisis para obtener un metal de gran pureza. Fue este sulfato de cobre,
así como otros metales contenidos en esta misma solución que, por desgracia terminaron
en el rio. ¿Por qué terminaron allí? Técnicamente fue una falla de
mantenimiento en
un tubo de un represo
que contenía los químicos. Sin embargo, yo creo que la falla, es sistémica al
no existir ningún incentivo o disuasivo económico suficientemente eficaz para
obligar a la industria a mantener las óptimas condiciones de seguridad y completar
su ciclo. Es decir, que aspire a tener cero desperdicios y gestione el ciclo de vida del producto y
subproductos desde su incepción hasta su reutilización. ¿Cuál es el costo de un
ecosistema dañado y una sociedad aún más polarizada, que ve con mucha
desconfianza cualquier tipo de desarrollo, que no solo los despoja de su único
modo de subsistencia sino que además los envenena?
Este derramamiento ha paralizado la economía en las
más de veinte comunidades aledañas que desarrollan la agricultura y ganadería. Además
de intensificar otros conflictos relacionados con el agua: el conflicto indígena
Yaqui al sur del estado, en protesta al acueducto
Independencia y el acaparamiento
ilegal de agua, por parte del Gobernador del Estado. Yo creo que el caso
Sonora debe de ser revisado detenidamente, ya que puede ser el preámbulo de lo
que acontecerá en el resto del país al iniciar la extracción de gas natural utilizando el
método de fracturación
hidráulica. Método que está relacionado directamente con la contaminación
de pozos de agua potable en al menos cuatro estados en la unión americana. Método
que, causara los mismos estragos que enfrenta actualmente el estado de Sonora. Hay que re-evaluar cuál es realmente el costo de
los bienes que consumimos y ajustarnos a una realidad de recursos finitos. Realidad
que demanda cerrar ciclos y completar procesos para sobrevivir.
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